La semana pasada acontecía la consecución de un nuevo récord de velocidad en coches eléctricos llegándose a casi 330 Km/h, sin embargo la gran noticia del evento puede no ser esa sino la presencia de Google mediante su CEO Eric Schmidt ¿Por qué pensamos que puede ser esto una gran noticia? Es bien conocido que cuando Google anda detrás de algo lo consigue, esto unido al interés de la compañía por los coches eléctricos nos hace esperar algo más.
Hace algún tiempo veníamos escuchando rumores sobre la posibilidad de que Google adquiriese un porcentaje de Tesla, a la que tienen bastante aprecio. Si no conoces Tesla Motors debes saber que es conocida por su comercialización de coches eléctricos.
Uniendo todo esto abordamos (y no somos los únicos, ni mucho menos) la idea de que Google pueda meter sus enormes brazos en la industria de los coches eléctricos, el mismo Schmidt se atrevió a afirmar que cree que los coches eléctricos son a los de combustible lo que la cámara digital a la analógica, poniéndolos como protagonistas del mundo del motor para dentro de 20 años a lo sumo. La opinión de los fabricantes es bien distinta, los coches eléctricos no sustituirán, al menos de momento, a sus homólogos más contaminantes.
Teniendo un considerable peso la opinión de los fabricantes me remito a las palabras del presidente de Nintendo, Satoru Iwata, para dar la razón a Schmidt: “se creyó que era imposible que un ser humano pudiera correr una milla en cuatro minutos. Sin embargo, una vez que la primera persona rompió ese récord, otras 23 personas más pudieron […] Hay muchas cosas que no hacemos simplemente porque creemos que no podemos hacerlo”. Quizás “no sea posible” porque no se cree posible o porque no interesa que lo sea, quizás sea necesario que un enorme monstruo económico como lo es Google se interese.
Google aseguró también que tiene interés en cualquier campo de la innovación y que es partícipe del avance de los coches eléctricos pero que no tiene claro dónde encaja su compañía.
Lo que nadie duda es que si Google se sumerge en la industria del automóvil podría suponer un enorme problema para la competencia y, por qué no, el inicio del cambio definitivo hacia una industria del automóvil ecológico.
